26 may 2012

La Muerte Espiritual

A Donde Voy
La Santa Biblia, cuenta la historia de Jonás, un siervo del Señor, que aunque desobediente, terminó haciendo la voluntad de Dios. En sus tiempos, Jonás fue enviado a una ciudad llamada Nínive, donde la maldad era tanta que había llegado a la presencia de Dios. “Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y pregona contra ella; porque ha subido su maldad delante de mí” Jon. 2(1). Al igual que Nínive, hay muchas ciudades, pueblos, países en donde La Maldad del Hombre ha llegado a niveles nunca antes vistos, donde los Valores Morales ya son un cero a la izquierda, donde la existencia de Dios es puesta en duda por mucha gente, y basándose en esta ultima y afincándose aun mas en el popular dicho “La Vida es una Sola y hay que Gozarla” creen estar en lo correcto y no es así. El Disfrute actual de La Vida no es más que Drogas, Alcohol, Sexo solo en esto se basa El Disfrute Actual, sin saber que este Disfrute solo nos Lleva a La Muerte, y no les hablo de La Muerte Fisica, sino de "La Muerte Espiritual". Recordemos esta frase "Pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que No Muráis" Gn. 3(3) aquí esta clara La Muerte Espiritual, porque Adan no murio fisicamente despues de comer El Fruto Prohibido, "Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno. Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia.Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta" Mt. 10(28), Ro. 8(10), Stg. 2(26). El morir es un evento inevitable para todo ser, de allí que se hace imprescindible tratar de aprender lo relacionado a este suceso; pero La Muerte Espiritual si es inevitable y depende de TI ; siempre que estemos vivos fisicamente hay una esperanza de salvarnos de La Muerte Espiritual; "Aún hay esperanza para todo aquel que está entre los vivos; porque mejor es perro vivo que león muerto" Ec. 9(4). Así les digo que esta vida es un lapso de tiempo dispuesto por DIOS para prepararnos para no Morir Espiritualmente y alcanzar La Vida Eterna; "Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento;antes que la cadena de plata se quiebre, y se rompa el cuenco de oro, y el cántaro se quiebre junto a la fuente, y la rueda sea rota sobre el pozo;y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio" Ec. 12(1,6:7). Es Hora de buscar a DIOS y tratar de Alcanzar La Vida Eterna, recordando siempre que La Salvación es Individual y depende solo de TI, porque seremos Juzgados segun nuestras obras.
Dios Los Bendiga Siempre...

17 may 2012

El Engaño Más Grande

El Engaño
"Y si os dijeren: Preguntad a Los Encantadores y a Los Adivinos, que susurran hablando, responded: ¿No Consultará El Pueblo a su Dios? ¿Consultará a Los Muertos por Los Vivos?" Is. 8(19). Cuando se olvida La Fe el hombre se aparta de Dios; brilla La Incredulidad y sobreabunda El Engaño. Satanas pone en juego todo tipo de artimañas para mantener en el error a todos los que se apartan de Dios. Astrólogos, Adivinos, Encantadores, Espiritistas y Hechiceros son elementos a quienes consulta El Hombre para que le revelen su futuro. Estos engañadores siempre han existido, pero desde finales del siglo pasado y especialmente en la actualidad han tenido un gran despertar, tanto que hay personas que no salen de sus casas a realizar sus tareas diarias si leen en El Horoscopo que algo les puede ocurrir en ese dia. ¿A Que Se Debe Este Despartar de Brujos, Adivinos y Astrólogos?, sencillamente a La Perdida de Fe en El Hombre, muchas veces motivado por el Modernismo que lo empuja a consultar y escuhar a Los Engañadores para que le muestren su propio destino. Que una perona diga que Cree en Dios y No Obedece Su palabra o que diga que No Cree en El Diablo y escucha la voz de Astrólogos, Adivinos, Encantadores, Espiritistas y Hechiceros es cosa que no se entiende; y menos se entiende todavia que en lugar de Consultar a Dios pidiendole que oriente su vida y guie sus pasos, consultan a estos Engañadores para que le revelen El Futuro, lo que a veces hacen en partes, ya que Satanas se vale de la verdad a medias, para conservar a sus adoradores en el error y alejados de Dios.
Otros invocan en su ayuda a Los Muertos, ya sea directa o indirectamente, acudiendo a Los Medium o Clarividentes en Sesiones Espiritistas o Invocando a Animas que no son más que Demonios Conocedores de Tus Debilidades: "Porque los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido. También su Amor y su Odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol" Ec. 9(5:6).
Otras personas de mente más estrecha consultan a Viejas Adivinas del Futuro para que les lean Las Cartas o les lean en La Ceniza de Un Cigarrillo su suerte o les digan si su conyugue le es Infiel. Hay tambien los que cuelgan una Herradura de Caballoo Una Penca de Sabila detras de la puerta de entrada al hogar; eso dicen ellos que tiene la virtud de traer Buena Suerte; se ve ademas junto con estos Amuletos, estampas de algunos Santos a quienes le atribuyen el poder de Impedir al Diablo que entre al hogar. A todas estos rituales y cosas ridiculas conduce el Apartarse de Dios y de Su Palabra y cuando La Fe se debilita o se pierde prolifera El Engaño y Los Engañadores.
¿Porque El Hombre No Se Dirige a Dios? claramente porque el hombre No Cree en El Señor; "Pero sin Fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan." He. 11(6), el hombre no escucha a Dios pero si escucha a Los Engañadores, labrandose así su Condenación Eterna. Como ejemplo tenemos el fin tragico de Saúl cuando no tomo en cuenta a Dios y fue a consultar a La Adivina de Endor; "Entonces Saúl dijo a sus criados: Buscadme una mujer que tenga espíritu de adivinación, para que yo vaya a ella y por medio de ella pregunte. Y sus criados le respondieron: He aquí hay una mujer en Endor que tiene espíritu de adivinación. Y se disfrazó Saúl, y se puso otros vestidos, y se fue con dos hombres, y vinieron a aquella mujer de noche; y él dijo: Yo te ruego que me adivines por el espíritu de adivinación, y me hagas subir a quien yo te dijere" 1 Sa. 28(7:8) y por esto lo mató Dios, así murió Saúl, porque consulto a La Adiniva y no consulto a Jehova "No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar. Por tanto, amados míos, huid de la idolatría" 1 Cr. 10(13:14).
Dice El Señor en Su Palabra "Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces" Jr. 33(3), aqui esta el verdadero camino y significado de la vida, el revelara cosas que no imaginamos y nuestro futuro sera más seguro y feliz si confiamos en El. 
Amigos y Hermanos crean en DIOS como su unico Salvador recibiendolo en Tú Corazón como Señor de Tú Vida solo así hallaras La Paz prometida por Jesús "La Paz Os Dejo, Mi Paz Os Doy; Yo no os la doy como El Mundo la da. No se turbe Vuestro Corazón, ni tenga Miedo" Jn. 14(27).
Dios Los Bendiga Siempre...

1 may 2012

El Tiempo Se Te Acaba

El Tiempo
El Tiempo se te esta acabando, El Sabio Salomón dijo: "Todo tiene su Tiempo, y todo lo que se quiere debajo del Cielo tiene su Hora. Tiempo de Nacer, y Tiempo de Morir; Tiempo de Plantar, y Tiempo de Arrancar Lo Plantado" Ec. 3(1:2). Vemos acá ccon cuanta naturalidad, Salomón incluye El Tiempo de Morir como un suceso común que acontece en la existencia de todo ser humano. Sin embargo, la mayoria de los hombres viven como si nunca fueran a morir; por esta razón dejan su relación con Dios y La Salvación del Alma para última instancia, colocando en orden de prioridades sus Lujos, Vanidades, Riquesas, Placeres; y sobre todo satisfacer sus Necesidades Fisicas antes que Las Espirituales, y hasta llegan a decir: "No Tengo Tiempo", "Cuanso Esté Más Viejo Tomaré La Decisión", "Estoy Muy Ocupado", "Lo Voy a Pensar" así dicen muchos; pero no saben que esta noche pudieran vanir a pedir sus Almas como al Rico Insensato descrita en La Parábola que Jesús menciona en La Santa Biblia cuando dice: "La Heredad de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte Tu Alma; y lo que has provisto, ¿De Quién Será? Así es el que hace para sí Tesoro, y no es Rico para con Dios" Luc. 12(16:21).
Amigos y Hermanos una cosa debemos tener presentes, es que disponemos de poco tiempo para decicidr por DIOS y entregarles Nuestras Vidas a Jesús, mucha gente pasa por esta vida viviendo 70 ó hasta más de 100 años y murieron sin tomar la desición por Cristo y "El Tiempo Se Les Acabó", ahora es demasiado tarde para ellos. Pero Tú estáa Aquí leyendo este Articulo. Cristo puede venir HOY ó Tú Partida puede ser mañana, el asunto es que El Tiempo Se Está Acabando. ¿Estas Preparado?... si aun no lo estas, mientras estes vivo Hay Oportunidad, acepta a Jesús como Tú Salvador. "Señor Jesús Te Acepto Como Mi Señor y Salvador, Perdona Mis Pecados y Ayudame a Servirte" Amen.
Dios Los Bendiga Siempre...

16 abr 2012

El Resurgimiento de Babilonia La Grande

Babilonia La Grande
"Esto, para la Mente que tenga Sabiduría: Las Siete Cabezas son Siete Montes, sobre los cuales se sienta La Mujer, y son Siete Reyes. Cinco de ellos han caído; uno es, y el otro aún no ha venido; y cuando venga, es necesario que dure breve tiempo. La Bestia que era, y no es, es también el Octavo; y es de entre Los Siete, y va a La Perdición" Ap. 17(9:11). Vamos a analizar esto segun las profecias de Daniel y Juan El Apostol; Daniel en sus visiones ve a Cuatro Bestias y atendiendo a la historia se puede afirmar sin lugar a dudas que en las Profecías de Daniel  se encuentra limpiamente que la Cuarta Bestia es El Imperio de Roma. Las 4 Bestias vistas por Daniel son: Babilonia, Media Persia, Grecia y Roma; "Después de esto miraba yo en las visiones de la noche, y he aquí la Cuarta Bestia, Espantosa y Terrible y en gran manera fuerte, la cual tenía unos Dientes Grandes de Hierro; Devoraba y Desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies, y era muy diferente de todas las bestias que vi antes de ella, y tenía Diez Cuernos" Dn. 7(7), La Primera Bestia es el Imperio de Babilonia, luego vinieron los Persas, luego Alejandro el Griego y finalmente vino Roma. De esta Bestia ROMA procede otra Bestia según lo profetizado en Daniel. Esta Bestia es denominada el Cuerno Pequeño de Roma  que no es más que El Papado el cual ha Blasfemado contra el Cristianismo y ha cometido tantos crímenes como ha podido. Este Cuerno, Roma Papal ejerce su Ministerio como La Bestia durante 1260 años y es La Ramera que Momta a la Cuarta Bestia Babilonia la Grande. Es asi pues El Cuerno Pequeño La Iglesia Católica Apostólica y Romana de donde hay que salir por Orden Divina; y es esta quien propicia el abandono de la Ley de Dios, en especial del Cuarto Mandamiento concerniente al Sábado como Día de Reposo. En ningún lugar de las Sagradas Escrituras se menciona el Domingo, o ningún otro día, como el Día de Reposo; La Adoración de Ídolos (Idolatria) o la Veneración de Los Santos como si fueran capaces de interceder eternamente por nosotros. La Biblia prohíbe la Adoración de cualquier otro ser fuera de Dios; La Usurpación del lugar de Jesús como "Solo Mediador entre Dios y Los Hombres" y por consiguiente de su función de Sacerdote en el Santuario Celestial, pues solo con esto Hermanos Mios y con lo que La Iglesia Católica esta aprobando como La Homosexualidad, Ajusticiamientos Religiosos, Distorción de la Doctrina Biblica pues Salid de Ella porque esto es Mandato Biblico "Y Oí otra voz del Cielo, que decía: Salid de Ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus Pecados, ni recibáis parte de sus Plagas; porque sus Pecados han llegado hasta el Cielo, y Dios se ha acordado de sus Maldades" Ap. 18(4:5).
Dios Los Bendiga Siempre…

10 mar 2012

El Origen del Mal y del Dolor

El Dolor
Para muchos el origen del pecado y el por qué de su existencia es causa de gran perplejidad. Ven la obra del mal con sus terribles resultados de dolor y desolación, y se preguntan cómo puede existir todo eso bajo la soberanía de Aquel cuya sabiduría, poder y amor son infinitos. Es esto un misterio que no pueden explicarse. Y su incertidumbre y sus dudas los dejan ciegos ante las verdades plenamente reveladas en la Palabra de Dios y esenciales para la salvación. Hay quienes. En sus investigaciones acerca de la existencia del pecado, tratan de inquirir lo que Dios nunca reveló; de aquí que no encuentren solución a sus dificultades; y los que son dominados por una disposición a la duda y a la cavilación lo aducen como disculpa para rechazar las palabras de la Santa Escritura. Otros, sin embargo, no se pueden dar cuenta satisfactoria del gran problema del mal, debido a la circunstancia de que la tradición y las falsas interpretaciones han obscurecido las enseñanzas de la Biblia referentes al carácter de Dios, la naturaleza de su gobierno y los principios de su actitud hacia el pecado. Es imposible explicar el origen del pecado y dar razón de su existencia. Sin embargo, se puede comprender suficientemente lo que atañe al origen y a la disposición final del pecado, para hacer enteramente manifiesta la justicia y benevolencia de Dios en su modo de proceder contra todo mal. Nada se enseña con mayor claridad en las Sagradas Escrituras que el hecho de que Dios no fue en nada responsable de la introducción del pecado en el mundo, y de que no hubo retención arbitraria de la gracia de Dios, ni error alguno en el gobierno divino que dieran lugar a la rebelión. El pecado es un intruso, y no hay razón que pueda explicar su presencia. Es algo misterioso e inexplicable; excusarlo equivaldría a defenderlo. Si se pudiera encontrar alguna excusa en su favor o señalar la causa de su existencia, dejaría de ser pecado. La única definición del pecado es la que da la Palabra de Dios: "El Pecado es Transgresión de La Ley"; es la manifestación exterior de un principio en pugna con la gran Ley de Amor que es el fundamento del gobierno divino. Antes de la aparición del pecado había paz y gozo en todo el universo. Todo guardaba perfecta armonía con la voluntad del Creador. El amor a Dios estaba por encima de todo, y el amor de unos a otros era imparcial. Cristo el Verbo, el Unigénito de Dios, era uno con el Padre Eterno: uno en naturaleza, en carácter y en designios; era el único ser en todo el universo que podía entrar en todos los consejos y designios de Dios. Fue por intermedio de Cristo por quien el Padre efectuó la creación de todos los seres celestiales. “Porque en Él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los Cielos y las que hay en la Tierra, visibles e invisibles; sean Tronos, sean Dominios, sean Principados, sean Potestades; todo fue creado por medio de Él y para Él” Col. 1:16; y todo el cielo rendía homenaje tanto a Cristo como al Padre. Como la Ley de Amor era el fundamento del gobierno de Dios, la dicha de todos los seres creados dependía de su perfecta armonía con los grandes principios de justicia. Dios quiere que todas sus criaturas le rindan un servicio de amor y un homenaje que provenga de la apreciación inteligente de su carácter. No le agrada la sumisión forzosa, y da a todos libertad para que le sirvan voluntariamente.
Pero hubo un ser que prefirió pervertir esta libertad. El pecado nació en aquel que, después de Cristo, había sido el más honrado por Dios y el más exaltado en honor y en gloria entre los habitantes del cielo. Antes de su caída, Lucifer era el primero de los querubines que cubrían el propiciatorio santo y sin mácula. "Así dice Jehová el Señor: Tú eras el Sello de la Perfección, lleno de Sabiduría, y Acabado de Hermosura. En Edén, en el Huerto de Dios estuviste; de toda Piedra Preciosa era Tu Vestidura; de Cornerina, Topacio, Jaspe, Crisólito, Berilo y Ónice; de Zafiro, Carbunclo, Esmeralda y Oro; Los Primores de Tus Tamboriles y Flautas estuvieron preparados para Ti en el Día de Tu Creación. Tú, Querubín Grande, Protector, Yo te puse en el Santo Monte de Dios, allí estuviste; en medio de Las Piedras de Fuego te paseabas. Perfecto eras en todos Tus Caminos desde el Día que Fuiste creado, hasta que se halló en Ti Maldad" Ez. 28(12-15), Lucifer habría podido seguir gozando del favor de Dios, amado y honrado por toda la hueste Angélica, empleando sus nobles facultades para beneficiar a los demás y para glorificar a su Hacedor. Pero el profeta dice: "Se Enalteció Tu Corazón a causa de Tu Hermosura, Corrompiste Tu Sabiduría a causa de Tu Esplendor; Yo te Arrojaré por Tierra; delante de los Reyes te pondré para que miren en Ti" Ez. 28:17, poco a poco, Lucifer se abandonó al deseo de la propia exaltación. "Por cuanto pusiste Tu Corazón como Corazón de Dios, Tú que decías en Tu Corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las Estrellas de Dios, Levantaré Mi Trono, y en El Monte del Testimonio me sentaré, a Los Lados del Norte; sobre Las Alturas de las Nubes Subiré, y seré Semejante al Altísimo” Ez. 28:6, Is. 14(13:14) en lugar de procurar que Dios fuese objeto principal de los afectos y de la obediencia de sus criaturas, Lucifer se esforzó por granjearse el servicio y el homenaje de ellas. Y, codiciando los honores que el Padre Infinito había concedido a su Hijo, este príncipe de los Ángeles aspiraba a un poder que sólo Cristo tenía derecho a ejercer.
El Cielo entero se había regocijado en reflejar la gloria del Creador y entonar sus alabanzas. Y en tanto que Dios era así honrado, todo era paz y dicha. Pero una nota discordante vino a romper las armonías celestiales. El amor y la exaltación de sí mismo, contrarios al plan del Creador, despertaron presentimientos del mal en las mentes de aquellos entre quienes la gloria de Dios lo superaba todo. Los consejos celestiales alegaron con Lucifer. El Hijo de Dios le hizo presentes la grandeza, la bondad y la justicia del Creador, y la naturaleza sagrada e inmutable de su ley. Dios mismo había establecido el orden del cielo, y Lucifer al apartarse de él, iba a deshonrar a su Creador y a atraer la ruina sobre sí mismo. Pero la amonestación dada con un espíritu de amor y misericordia infinitos, sólo despertó espíritu de resistencia. Lucifer dejó prevalecer sus celos y su rivalidad con Cristo, y se volvió aún más obstinado. El orgullo de su propia gloria le hizo desear la supremacía. Lucifer no apreció como don de su Creador los altos honores que Dios le había conferido, y no sintió gratitud alguna. Se glorificaba de su belleza y elevación, y aspiraba a ser igual a Dios. Era amado y reverenciado por la hueste celestial. Los ángeles se deleitaban en ejecutar sus órdenes, y estaba revestido de sabiduría y gloria sobre todos ellos. Sin embargo, el Hijo de Dios era el Soberano reconocido del cielo, y gozaba de la misma autoridad y poder que el Padre. Cristo tomaba parte en todos los consejos de Dios, mientras que a Lucifer no le era permitido entrar así en los designios divinos. Y este Ángel poderoso se preguntaba por qué había de tener Cristo la supremacía y recibir más honra que Él mismo. Abandonando el lugar, que ocupaba en la presencia inmediata del Padre, Lucifer salió a difundir el espíritu de descontento entre los Ángeles. Obrando con misteriosos sigilo y encubriendo durante algún tiempo sus verdaderos fines bajo una apariencia de respeto hacia Dios, se esforzó en despertar el descontento respecto a las leyes que gobernaban a los seres divinos, insinuando que ellas imponían restricciones innecesarias. Insistía en que siendo dotados de una naturaleza santa, los ángeles debían obedecer los dictados de su propia voluntad.
Procuró ganarse la simpatía de ellos haciéndoles creer que Dios había obrado injustamente con él, concediendo a Cristo honor supremo. Dio a entender que al aspirar a mayor poder y honor, no trataba de exaltarse a si mismo sino de asegurar libertad para todos los habitantes del cielo, a fin de que pudiesen así alcanzar a un nivel superior de existencia.
En su Gran Misericordia, Dios soportó por largo tiempo a Lucifer. Este no fue expulsado inmediatamente de su elevado puesto, cuando se dejó arrastrar por primera vez por el espíritu de descontento, ni tampoco cuando empezó a presentar sus falsos asertos a los ángeles leales. Fue retenido aún por mucho tiempo en el cielo. Varias y repetidas veces se le ofreció el perdón con tal de que se arrepintiese y se sometiese. Para convencerle de su error se hicieron esfuerzos de que sólo el amor y la sabiduría infinitos eran capaces. Hasta entonces no se había conocido el espíritu de descontento en el cielo. El mismo Lucifer no veía en un principio hasta dónde le llevaría este espíritu; no comprendía la verdadera naturaleza de sus sentimientos. Pero cuando se demostró que su descontento no tenía motivo, Lucifer se convenció de que no tenía razón, que lo que Dios pedía era justo, y que debía reconocerlo ante todo el cielo. De haberlo hecho así, se habría salvado a sí mismo y a muchos Ángeles. En ese entonces no había él negado aún toda obediencia a Dios. Aunque había abandonado su puesto de querubín cubridor, habría sido no obstante restablecido en su oficio si, reconociendo la sabiduría del Creador, hubiese estado dispuesto a volver a Dios y si se hubiese contentado con ocupar el lugar que le correspondía en el Plan de Dios. Pero el orgullo le impidió someterse. Se empeñó en defender su proceder insistiendo en que no necesitaba arrepentirse, y se entregó de lleno al gran conflicto con su Hacedor.
Desde entonces dedicó todo el poder de su gran inteligencia a la tarea de engañar, para asegurarse la simpatía de los ángeles que habían estado bajo sus Órdenes. Hasta el hecho de que Cristo le había prevenido y aconsejado fue desnaturalizado para servir a sus pérfidos designios. A los que estaban más estrechamente ligados a él por el amor y la confianza, Satanás les hizo creer que había sido mal juzgado, que no se había respetado su posición y que se le quería coartar la libertad.
Después de haber así desnaturalizado las palabras de Cristo, pasó a prevaricar y a mentir descaradamente, acusando al Hijo de Dios de querer humillarlo ante los habitantes del cielo. Además trató de crear una situación falsa entre sí mismo y los Ángeles aún leales. Todos aquellos a quienes no pudo sobornar y atraer completamente a su lado, los acusó de indiferencia respecto a los intereses de los seres celestiales. Acusó a los que permanecían fieles a Dios, de aquello mismo que estaba haciendo.  Y para sostener contra Dios la acusación de injusticia para con Él, recurrió a una falsa presentación de las palabras y de los actos del Creador. Su política consistía en confundir a los ángeles con argumentos sutiles acerca de los designios de Dios. Todo lo sencillo lo envolvía en misterio, y valiéndose de artera perversión, hacia nacer dudas respecto a las declaraciones más terminantes de Jehová. Su posición elevada y su estrecha relación con la administración divina, daban mayor fuerza a sus representaciones, y muchos ángeles fueron inducidos a unirse con él en su rebelión contra la autoridad Celestial.
Dios permitió en su sabiduría que Satanás prosiguiese su obra hasta que el espíritu de desafecto se convirtiese en activa rebeldía. Era necesario que sus planes se desarrollaran por completo para que su naturaleza y sus tendencias quedaran a la vista de todos. Lucifer, como querubín ungido, había sido grandemente exaltado; era muy amado de los seres celestiales y ejercía poderosa influencia sobre ellos. El gobierno de Dios no incluía sólo a los habitantes del cielo sino también a los de todos los mundos que él había creado; y Satanás pensó que si podía arrastrar a los ángeles del cielo en su rebeldía, podría también arrastrar a los habitantes de los demás mundos. Había presentado arteramente su manera de ver la cuestión, valiéndose de sofismas y fraude para conseguir sus fines. Tenía gran poder para engañar, y al usar su disfraz de mentira había obtenido una ventaja. Ni aun los ángeles leales podían discernir plenamente su carácter ni ver adónde conducía su obra. Satanás había sido tan altamente honrado, y todos sus actos estaban tan revestidos de misterio, que era difícil revelaron los ángeles la verdadera naturaleza de su obra. Antes de su completo desarrollo, el pecado no podía aparecer como el mal que era en realidad. Hasta entonces no había existido en el universo de Dios, y los seres santos no tenían idea de su naturaleza y malignidad. No podían ni entrever las terribles consecuencias que resultarían de poner a un lado la ley de Dios. Al principio, Satanás había ocultado su obra bajo una astuta profesión de lealtad para con Dios. Aseveraba que se desvelaba por honrar a Dios, afianzar su gobierno y asegurar el bien de todos los habitantes del cielo. Mientras difundía el descontento entre los ángeles que estaban bajo sus órdenes, aparentaba hacer cuanto le era posible por que desapareciera ese mismo descontento. Sostenía que los cambios que reclamaba en el orden y en las leyes del Gobierno de Dios eran necesarios para conservar la armonía en el cielo. 
En su actitud para con el pecado, Dios no podía sino obrar con justicia y verdad. Satanás podía hacer uso de armas de las cuales Dios no podía valerse: la lisonja y el engaño. Satanás había tratado de falsificar la Palabra de Dios y había representado de un modo falso su plan de Gobierno ante los Ángeles, sosteniendo que Dios no era justo al imponer leyes y reglas a los habitantes del cielo; que al exigir de sus criaturas sumisión y obediencia, sólo estaba buscando su propia gloria. Por eso debía ser puesto de manifiesto ante los habitantes del cielo y ante los de todos los mundos, que el Gobierno de Dios era justo y su ley perfecta. Satanás había dado a entender que él mismo trataba de promover el bien del universo. Todos debían llegar a comprender el verdadero carácter del usurpador y el propósito que le animaba. Había que dejarle tiempo para que se diera a conocer por sus actos de maldad.
Satanás achacaba a la ley y al gobierno de Dios la discordia que su propia conducta había introducido en el cielo. Declaraba que todo el mal provenía de la Administración Divina. Aseveraba que lo que él mismo quería era perfeccionar los estatutos de Jehová. Era pues necesario que diera a conocer la naturaleza de sus pretensiones y los resultados de los cambios que él proponía introducirían la ley divina. Su propia obra debía condenarle. Satanás había declarado desde un principio que no estaba en rebelión. El universo entero debía ver al seductor desenmascarado. 
Aun cuando quedó resuelto que Satanás no podría permanecer por más tiempo en el cielo, la Sabiduría Infinita no le destruyó. En vista de que sólo un servicio de amor puede ser aceptable a Dios, la sumisión de sus criaturas debe proceder de una convicción de su justicia y benevolencia. Los habitantes del cielo y de los demás mundos, no estando preparados para comprender la naturaleza ni las consecuencias del pecado, no podrían haber reconocido la justicia y misericordia de Dios en la destrucción de Satanás. De haber sido éste aniquilado inmediatamente, aquéllos habrían servido a Dios por miedo más bien que por amor. La influencia del seductor no habría quedado destruida del todo, ni el espíritu de rebelión habría sido extirpado por completo. Para bien del universo entero a través de las edades sin fin, era preciso dejar que el mal llegase a su madurez, y que Satanás desarrollase más completamente sus principios, a fin de que todos los seres creados reconociesen el verdadero carácter de los cargos que arrojara él contra el gobierno divino y a fin de que quedaran para siempre incontrovertibles la justicia y la misericordia de Dios, así como el carácter inmutable de su Ley.
La Rebeldía de Satanás, cual testimonio perpetuo de la naturaleza y de los resultados terribles del pecado, debía servir de lección al universo en todo el curso de las edades futuras. La obra del gobierno de Satanás, sus efectos sobre los hombres y los ángeles, harían patentes los resultados del desprecio de la autoridad divina. Demostrarían que de la existencia del Gobierno de Dios y de su ley depende el bienestar de todas las criaturas que Él ha formado. De este modo la historia del terrible experimento de la rebeldía, seria para todos los seres santos una salvaguardia eterna destinada a precaverlos contra todo engaño respecto a la índole de la transgresión, y a guardarlos de cometer pecado y de sufrir el castigo consiguiente.
El gran usurpador siguió justificándose hasta el fin mismo de la controversia en el cielo. Cuando se dio a saber que, con todos sus secuaces, iba a ser expulsado de las moradas de la dicha, el jefe rebelde declaró audazmente su desprecio de la ley del Creador. Reiteró su aserto de que los ángeles no necesitaban  sujeción, sino que debía dejárselas seguir su propia voluntad, que los dirigiría siempre bien. Denunció los estatutos divinos como restricción de su libertad y declaró que el objeto que él perseguía era asegurar la abolición de la Ley para que, libres de esta traba, las huestes del cielo pudiesen alcanzar un grado de existencia más elevado y glorioso.
De común acuerdo Satanás y su hueste culparon a Cristo de su rebelión, declarando que si no hubiesen sido censurados, no se habrían rebelado. Así obstinados y arrogantes en su deslealtad, vanamente empezados en trastornar el gobierno de Dios, al mismo tiempo que en son de blasfemia decían ser ellos mismos víctimas inocentes de un poder opresivo, el gran rebelde y todos sus secuaces fueron al fin echados del cielo.
El mismo espíritu que fomentara la rebelión en el cielo continúa inspirándole en la tierra. Satanás ha seguido con los hombres la misma política que siguiera con los Ángeles. Su espíritu impera ahora en los hijos de desobediencia. Como él, tratan éstos de romper el freno de la Ley de Dios, y prometen a los hombres la libertad mediante la transgresión de los preceptos de aquélla. La reprensión del pecado despierta aún el espíritu de odio y resistencia. Cuando los mensajeros que Dios envía para amonestar tocan a la conciencia, Satanás induce a los hombres a que se justifiquen y a que busquen la simpatía de otros en su camino de pecado. En lugar de enmendar sus errores, despiertan la indignación contra el que los reprende, como si éste fuera la única causa de la dificultad. Desde los días del justo Abel hasta los nuestros, tal ha sido el espíritu que se ha manifestado contra quienes osaron condenar el pecado. Mediante la misma falsa representación del carácter de Dios que empleó en el cielo, para hacerle parecer severo y tiránico, Satanás indujo al hombre a pecar. Y logrado esto, declaró que las restricciones injustas de Dios habían sido causa de la caída del hombre, como lo habían sido de su propia rebeldía.
Pero el mismo Dios eterno da a conocer así su carácter: "¡Jehová! ¡Jehová! Fuerte, Misericordioso y Piadoso; Tardo para La Ira, y Grande en Misericordia y Verdad; que Guarda Misericordia a Millares, que Perdona La Iniquidad, La Rebelión y El Pecado, y que de ningún modo tendrá por Inocente al Malvado; que visita La Iniquidad de Los Padres sobre Los Hijos y sobre Los Hijos de Los Hijos, hasta la Tercera y Cuarta Generación" Ex. 34(6:7).
Al echar a Satanás del cielo, Dios hizo patente su justicia y mantuvo el honor de su trono. Pero cuando el hombre pecó cediendo a las seducciones del Espíritu Apóstata, Dios dio una prueba de su amor, consintiendo en que su Hijo unigénito muriese por la raza caída. El carácter de Dios se pone de manifiesto en el sacrificio expiatorio de Cristo. El poderoso argumento de la cruz demuestra a todo el universo que el gobierno de Dios no era de ninguna manera responsable del camino de pecado que Lucifer había escogido.
El carácter del gran engañador se mostró tal cual era en la lucha entre Cristo y Satanás, durante el ministerio terrenal del Salvador. Nada habría podido desarraigar tan completamente las simpatías que los ángeles celestiales y todo el universo leal pudieran sentir hacia Satanás, como su guerra cruel contra el Redentor del mundo. Su petición atrevida y blasfema de que Cristo le rindiese homenaje, su orgullosa presunción que le hizo transportarlo a la cúspide del monte y a las almenas del templo, la intención malévola que mostró al instarle a que se arrojara de aquella vertiginosa altura, la inquina implacable con la cual persiguió al Salvador por todas partes, e inspiró a los corazones de los sacerdotes y del pueblo a que rechazaran su amor y a que gritaran al fin: "¡Crucifícale! ¡Crucifícale!",  todo esto, despertó el asombro y la indignación del universo.
Fue Satanás el que impulsó al mundo a rechazar a Cristo. El príncipe del mal hizo cuanto pudo y empleó toda su astucia para matar a Jesús, pues vio que la misericordia y el amor del Salvador, su compasión y su tierna piedad estaban representando ante el mundo el carácter de Dios. Satanás disputó todos los asertos del Hijo de Dios, y empleó a los hombres como agentes suyos para llenar la vida del Salvador de sufrimientos y penas. Los sofismas y las mentiras por medio de los cuales  procuró obstaculizar la obra de Jesús, el odio manifestado por los hijos de rebelión, sus acusaciones crueles contra Aquel cuya vida se rigió por una bondad sin precedente, todo ello provenía de un sentimiento de venganza profundamente arraigado. Los fuegos concentrados de la envidia y de la malicia, del odio y de la venganza, estallaron en el Calvario contra el Hijo de Dios, mientras el cielo miraba con silencioso horror.
Consumado ya el gran sacrificio, Cristo subió al cielo, rehusando la adoración de los ángeles, mientras no hubiese presentado la petición: "Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi Gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo" Jn. 17:24, entonces, con amor y poder indecibles, el Padre respondió desde su trono: "Adórenle todos los Ángeles de Dios." He. 1: 6, No había ni una mancha en Jesús. Acabada su humillación, cumplido su sacrificio, le fue dado un nombre que está por encima de todo otro nombre.
Entonces fue cuando la culpabilidad de Satanás se destacó en toda su desnudez. Había dado a conocer su verdadero carácter de mentiroso y asesino. Se echó de ver que el mismo espíritu con el cual él gobernaba a los hijos de los hombres que estaban bajo su poder, lo habría manifestado en el cielo si hubiese podido gobernar a los habitantes de éste. Había aseverado que la transgresión de la Ley de Dios traería consigo libertad y ensalzamiento; pero lo que trajo en realidad fue servidumbre y degradación.
Los falsos cargos de Satanás contra el carácter del Gobierno Divino aparecieron en su verdadera luz. El había acusado a Dios de buscar tan sólo su propia exaltación con las exigencias de sumisión y obediencia por parte de sus criaturas, y había declarado que mientras el Creador exigía que todos se negasen a sí mismos él mismo no practicaba la abnegación ni hacia sacrificio alguno. Entonces se vio que para salvar una raza caída y pecadora, el Legislador del universo había hecho el mayor sacrificio que el amor pudiera inspirar, pues "Que Dios estaba en Cristo Reconciliando consigo al Mundo, no tomándoles en cuenta a los Hombres sus Pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de La Reconciliación" 2 Co. (5:19) Véase  además que mientras Lucifer había abierto la puerta al pecado debido a su sed de honores y supremacía, Cristo, para destruir el pecado, se había humillado y hecho obediente hasta la muerte.
Dios había manifestado cuánto aborrece los principios de rebelión. Todo el cielo vio su justicia revelada, tanto en la condenación de Satanás como en la redención del hombre. Lucifer había declarado que si la ley de Dios era inmutable y su penalidad irremisible, todo transgresor debía ser excluido para siempre de la gracia del Creador.
El había sostenido que la raza pecaminosa se encontraba fuera del alcance de la redención y era por consiguiente presa legítima suya. Pero la muerte de Cristo fue un argumento irrefutable en favor del hombre. La penalidad de la ley caía sobre él que era igual a Dios, y el hombre quedaba libre de aceptar la justicia de Dios y de triunfar del poder de Satanás mediante una vida de arrepentimiento y humillación, como el Hijo de Dios había triunfado. Así Dios es justo, al mismo tiempo que justifica a todos los que creen en Jesús.
Pero no fue tan sólo para realizar la redención del hombre para lo que Cristo vino a la tierra a sufrir y morir. Vino para engrandecer la ley y hacerla honorable. Ni fue tan sólo para que los habitantes de este mundo respetasen la ley cual debía ser respetada, sino también para demostrar a todos los mundos del universo que la ley de Dios es inmutable. Si las exigencias de ella hubiesen podido descartarse, el Hijo de Dios no habría necesitado dar su vida para expiar la transgresión de ella. La muerte de Cristo prueba que la ley es inmutable. Y el sacrificio al cual el amor infinito impelió al Padre y al Hijo a fin de que los pecadores pudiesen ser redimidos, demuestra a todo el universo y nada que fuese inferior a este plan habría bastado para demostrarlo que la justicia y la misericordia son el fundamento de la Ley y del Gobierno de Dios.
En la ejecución final del  juicio se verá que no existe causa para el pecado. Cuando el Juez de toda la tierra pregunte a Satanás: "¿Por Qué te Rebelaste contra Mí y Arrebataste Súbditos de Mi Reino?" el autor del mal no podrá ofrecer excusa alguna. Toda boca permanecerá cerrada, todas las huestes rebeldes quedarán mudas.
Mientras la Cruz del Calvario proclama el carácter Inmutable de la ley, declara al universo que la paga del pecado es muerte. El grito agonizante del Salvador: "Consumado Es" fue el toque de agonía para Satanás. Fue entonces cuando quedó zanjado el gran conflicto que había durado tanto tiempo y asegurada la extirpación final del mal. El Hijo de Dios atravesó los umbrales de la tumba, "Así que, por cuanto Los Hijos Participaron de Carne y Sangre, Él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la Muerte al que tenía el Imperio de la Muerte, esto es, al Diablo" He. 2:14, el deseo que Lucifer tenia de exaltarse a si mismo le había hecho decir: "Tú que decías en Tu Corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las Estrellas de Dios, Levantaré Mi Trono, y en El Monte del Testimonio me sentaré, a Los Lados del Norte; sobre Las Alturas de las Nubes Subiré, y seré Semejante al Altísimo” Is. 14(13:14), Dios declara: "Con la Multitud de Tus Maldades y con la Iniquidad de Tus Contrataciones Profanaste Tu Santuario; Yo, pues, saqué Fuego de en Medio de Ti, el cual te Consumió, y te puse en Ceniza sobre la Tierra a los Ojos de todos los que te miran. Todos los que te conocieron de entre los Pueblos se Maravillarán sobre Ti; Espanto Serás, y para siempre Dejarás de Ser" Ez. 28(18:19),  eso será cuando venga "Porque he aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los que hacen maldad serán Estopa; aquel día que vendrá los Abrasará, ha dicho Jehová de los Ejércitos, y no les dejará ni Raíz ni Rama" Mal. 4:1.
Todo el universo habrá visto la naturaleza y los resultados del pecado. Y su destrucción completa que en un principio hubiese atemorizado a los ángeles y deshonrado a Dios, justificará entonces el amor de Dios y establecerá su gloria ante un universo de seres que se deleitarán en hacer su voluntad, y en cuyos corazones se encontrará su ley. Nunca más se manifestará el mal. La Palabra de Dios dice: "¿Qué Pensáis contra Jehová? El hará Consumación; no tomará Venganza Dos veces de sus Enemigos" Nah. 1:9,  La ley de Dios que Satanás vituperó como yugo de servidumbres será honrada como ley de libertad. Después de haber pasado por tal prueba y experiencia, la creación no se desviará jamás de la sumisión a Aquel que se dio a conocer en sus obras como Dios de Amor Insondable y Sabiduría Infinita.
Dios Los Bendiga Siempre...